Cuando Sarah y su familia decidieron romper el círculo infernal del trabajo, los lazos y la vida diaria para establecerse en el sur de España el verano pasado, muchos los llevaron a los locos. ¿Por qué dejar trabajos estables, una vida bien organizada y un futuro rastreado? Pero para Sarah, esta elección era el fruto de una profunda conciencia, que demasiadas personas tienen solo cuando ya es demasiado tarde.
Sarah: Fue una serie de señales de advertencia. El tío de un amigo acababa de retirarse, listo para finalmente disfrutar de la vida después de décadas de trabajo duro, y en menos de un año, se había ido. Un cliente me dijo lo mismo de su madre. Una y otra vez, escuché la misma historia: personas que pasan su existencia esperando "un día" , para finalmente ver su sueño roto por un golpe de destino: cáncer, un ataque cardíaco, algo inesperado.
Y me dije a mí mismo: ¿Qué pasa si nunca llegamos a este "día"? Aquí es donde entendimos, no podíamos esperar.
Sarah: No sucedió de la noche a la mañana. Durante años, habíamos seguido el esquema clásico: trabajar duro, salvar y solo más tarde, una vez en la jubilación, comenzar a realmente . Pero comenzamos a hacernos algunas preguntas esenciales:
Al principio, pensamos: un día, tomaremos unas largas vacaciones, pasaremos más tiempo con nuestros amigos. Pero luego nos preguntamos: ¿por qué esperar? En lugar de devolver nuestra felicidad, buscamos introducirla inmediatamente en nuestra vida cotidiana.
Hemos cuestionado todo: nuestro trabajo, nuestra casa, nuestra forma de vida. ¿Podríamos trabajar de forma remota? Cambiar de dirección? Recupere el control de nuestro tiempo y nos ofrezca, en este momento, la vida con la que soñamos?
Sarah: Les diría esto: la vida no te espera. Ahora está . Si aspiras a más alegría, más libertad, más momentos compartidos, ¿por qué no comienzas de inmediato?
No todos pueden adaptarse a sus bolsas e ir a vivir a España durante la noche. Pero todos podemos dar pequeños pasos. Trabaja a distancia, dedica más tiempo a aquellos que amas, aprenden a reducir la velocidad.
Porque al final, son las pequeñas decisiones diarias las que dan forma a la vida que creamos.
Sarah y yo nos hemos hecho amigos desde que tuve el privilegio de ayudar a su familia a encontrar su pequeño rincón del paraíso en Andalucía, una aventura de la que estoy profundamente agradecido. Nuestras conversaciones cobran vida durante largas caminatas en la playa o caminatas en bicicleta a través de los paisajes salvajes de Alcaidesa, donde el tiempo parece suspendido. Y en cada reunión, dejo lleno de energía, recordé lo esencial que es saborear el momento presente. Porque al final, no son solo las principales etapas las que nos definen, sino estos simples momentos cotidianos, aquellos que, sin ruido, esculpiran la vida que construimos.
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